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¡Hola! Soy Alberto y hoy hablaremos sobre...

Las diferencias entre negocio, startup, empresa y organización, y cómo las he vivido.

19 de octubre de 2024Marketing Online

Aviso: Este uno es un post con un refrito de definiciones, es una aventura por diferentes fases de una aventura empresarial, sus pros y sus contras, de uso recomendado para emprendedores y empresarios.

Muchas veces confundimos tener una fuente de ingresos, con un negocio, una startup, una empresa y una organización, y a veces lo hacemos por su forma fiscal, por cómo les apetece llamarlas a los interesados, o incluso vamos turnando de término según nos apetece.

A mí me pasaba. Cuando hablaba de mis/nuestras actuales dos empresas, cada vez me refería a ellas de una manera diferente.

Hasta que no he buceado en la transformación de una de ellas, no me he dado cuenta de que son fases, modelos diferentes, y que que son muy distintas.

Ese tío que tiene un montón de portales con afiliación y publicidad, no tiene una empresa aunque haya montado una sociedad limitada para facturar.

Una autónoma con 3 personas contratadas puede tener una auténtica organización.

Esa persona que ha montado una app colaborativa que se está viralizando quizás no tiene una startup y lo que tiene es una empresa, y no le interesa ser emprendedor o empresario, solo dueño de un negocio.

Te cuento las diferencias brevemente, y al final, el secreto que tanto tiempo me ha costando encontrar para entender cómo construir y definir algo con el sentido que realmente quieres que tenga.

¿Por qué escribo esto? Porque esta es mi historia.

Es una historia personal. Yo mismo tuve una fuente de ingresos que me permitía vivir desde casa cuando era algo inimaginable (año 2005), sin embargo la acabé abandonando. Buscaba algo más, algo con un propósito mayor y lo busqué en empresas más grandes, con logotipos reconocidos que prometían unos valores, pero no encontré más que jefes, departamentos y burocracia orientadas a generar dinero.

La fricción entre mi forma de pensar (millenial) y la de mis padres (dictadura) era brutal ¡Tienes trabajo, ganas dinero! ¿Por qué cambiar? Y esto es algo que sigue pasando.
Ya está demostrado que nuestra generación, y venideras, entienden que el trabajo y la vida no son dos cosas separadas, y que valoramos muchos otros factores antes que el dinero. No es fácil de hacer entender a otros, pero tampoco es motivo para renunciar a ello.

Volví por tercera vez a establecerme como autónomo, en la búsqueda de unos ingresos pero bajo mis normas, y siempre en búsqueda de ese «algo» que me faltaba en una parte tan importante de mi vida, como es la que paso despierto.

Arrancar y vivir mis últimas empresas me ha enseñado muchas cosas, y solo mirando atrás veo la diferencia entre los términos que vamos a comentar, y lo que implica a las personas que las viven desde dentro.

Fuentes de ingresos ¡Yo solito gano más que tu empresa!

El primer punto es que estos términos de los que estamos hablando no implican que sea fases de una mismo proyecto que va en aumento.

Hay quien se lo monta para tener una o varias fuentes de ingresos que ya desearían muchos empresarios o dueños de comercios tradicionales.

Hoy más que nunca alguien en Internet puede montárselo, es algo real, tan real como el trabajo y esfuerzo que cuesta, además de muchas veces un soplo de «suerte».

Sin embargo las fuentes de ingresos pueden ser volátiles, inestables, y su impersonalidad y falta de formalismo hacen que se escapen a nuestro control, y que solo dependamos de pura técnica y oportunismo.

¿Por qué no estamos todos haciendo esto? Yo lo estuve haciendo y me retiré de ello. No tiene un sentido que de valor al tiempo/vida invertida más que púramente económico, algo que no está mal pero que cuando deja de ser un problema deja un hueco vacío, por no hablar de la inestabilidad de muchos de estos sistemas.

Pros:
Libertad.
Ingresos.
Bajo coste.

Contras:
Inestabilidad.
Soledad.
Carencia de sentido.

Tener un negocio entre manos

El siguiente paso es tener un negocio.

Este término me encanta Parece más que lo que es. Muchos creen tener algo mejor.

Tener un negocio es una forma de generar ingresos. De forma más estructurada y oficial.

Sin embargo un negocio, a diferencia de una empresa, no implica innovación, creatividad o recorrido, implica entrar en una forma de ganar dinero limitada, lineal, establecida, y que muchas veces termina a corto o medio plazo.

Es menos volátil que tener fuentes de ingresos como las que antes hemos visto, se implican más stakeholders que entrar en acción y por lo tanto se requiere de más formalidad.

Cuando uno tiene un negocio, tiene una forma de generar ingresos pactada y más estable, pero también depende de más variables ligadas al mercado, que pueden hacer que el negocio solo sea a corto plazo.

Crear un negocio es crear un sistema  estructurado con el que ganar dinero. A veces implica ser empresa y a veces no, una empresa puede sostenerse por varias líneas de negocios.
Pero si pensamos en individual, sería la búsqueda de ingresos mediante un sistema con el que podemos alcanzar la recurrencia y la seguridad del lago plazo.

Pros:
Libertad.
Ingresos.
Previsión.

Contras:
Corto plazo.
Dependencia de segundos y terceros.
Carencia de sentido.

Saltar a ser una empresa.

Con todo lo que hemos visto hasta ahora los ejemplos serían:

Una fuente de ingresos puede ser hacer un portal para avisar de cambios de precio en la venta de locales de una ciudad, y monetizarla con publicidad.

Un negocio sería la compra venta, puntual o recurrente, de un local con el que lo compro barato y lo vendo caro.

Tener una empresa de compraventa de locales implica una continuidad y solidez mucho mayor en la compraventa de locales. También llegar a oportunidades mejores y a poder crecer en el sector.

A mucha gente le puede sonar esta historia. Creo o encuentro algo que me da dinero, que de forma inesperada me crea oportunidades de ganar buen dinero de forma recurrente, y en un punto dado quiero que sea algo más sólido y continuado, llegando a la fase de empresa, que tiene más trabajo y gastos, pero se asocia con el largo plazo.

Crear una empresa es duro, es mucho trabajo para estar a flote en el presente, y además sobretrabajar para avanzar hacia el futuro.

Es tan duro que creo que conozco más personas que han decidido pasar de negocio/empresa a trabajadores, que trabajadores que hayan querido dar el salto, sin hacerlo por necesidad sino por pura motivación.

Sin embargo la etimología de empresa es hacer que algo se haga realidad, y el significado de empresa implica una estructura estable a largo plazo, de hecho visualiza unos objetivos a cumplir.

Aquí sí hay líderes.

Me gusta pensar que el papel de un CEO es simplemente asegurar la viabilidad de la empresa a largo plazo.
Volviendo a lo anterior, es raro ver a un CEO de sus propios métodos para generar ingresos (¡director general de mi red de afiliados!) o gestionar negocios simples o cortoplacistas, el rango de empresa implica esfuerzo, compromiso y liderazgo, por eso surge el rango de CEO o de director general.

Y es una de las primeras barreras a la hora de crear una empresa sólida, pues el carácter de un fundador, director o CEO se quedará impreso en su empresa u organización, la cual además lo va a necesitar. Sus fallos serán los de la empresa.

Todo esto y lo que implica es un freno más poderoso incluso que el propio plan de negocio, por eso muchos no entran a esta fase.

Eso sí, liderar una empresa tiene un reconocimiento social y profesional mucho mayor a tener una fuente de ingresos u negocios puntuales. Esto bien puede motivar a ese esfuerzo y compromiso.

Cuando la empresa es de más de uno.

Es en la fase de empresa cuando relacionamos un mayor número de trabajadores, es raro tener trabajadores en las fases anteriores, para empezar porque un trabajador mira por la seguridad, el futuro, el valor que aporta a su perfil ese trabajo, hasta que no llegamos a empresa no somos atractivos.

Los sistemas para ganar dinero anteriores solo interesan a su principal promotor, y si enrolan a más trabajadores será igualmente por dinero, y el dinero es veneno a la hora de crear relaciones personales y profesionales.

Una empresa se ve empujada por su talento, por las personas, y cuando entramos a este factor es cuando veremos si hay empresas que se quedan en un sistema sólido, largoplacista y seguro para generar ingresos a sus promotores y trabajadores, o podemos llevarla a una fase superior y dotarla del interés necesario para dar un sentido para todas las personas que participan en ella, e incluso aportar a la sociedad.

Una empresa puede funcionar bien como está, ser magnífica o ser mediocre, o evolucionar para ser algo mejor, depende del esfuerzo que sus directores quieran dedicar a ello.

Costes y burocracias.

Cualquier sistema legal para obtener beneficios va ligado a pagar tributos, pero si interpretamos la empresa como una sociedad limitada/anónima, es cuando más vamos a notar sus costes.
Cuidado, que pagar más impuestos es sinónimo de que la cosa va bien, son las normas del juego y hay que aceptarlas, pero no son las mejores normas, ni las que van a permitir mayor bienestar para los integrantes de la empresa.

La burocracia de una empresa la podemos externalizar, aunque siempre va a requerir atención. Pero la burocracia interna no vamos a poderla esquivarla.
Sería muy bonito una empresa en la que solo haya que organizar y trabajar, pero siempre vamos a tener que negociar, convencer, pedir, rogar, conciliar, aprobar, etc. algo que puede resultar agotador para directores, mandos y trabajadores.

Sí que conozco MUCHOS casos de empresas que han disminuido drásticamente su número de trabajadores por estos motivos. Podrían generar más ingresos y crear más puestos, pero la presión aumenta tanto que no sale rentable emocionalmente.

O empresas desmontadas para pasarse a autónomos y aprovechar una serie de negocios que van a ir surgiendo de las relaciones cosechadas con clientes y proveedores, pero sin tener burocracias, gestión y pagando menos costes.
Y cuidado que esto es bueno, porque hablamos de personas en búsqueda de un modelo de ingresos que les permita vivir a gusto.

Tras conocer muchas empresas desde el punto de vista del trabajador y más tarde como modelo de ingresos para vivir, esta sería mi interpretación del modelo de tener una empresa:

Pros:
Ingresos.
Seguridad.
Largoplacismo.

Contras:
Burocracia.
Costes e impuestos.
Carencia de sentido.

¡Hey! Que lo mío no es una startup, es una nueva empresa  simplemente.

Startup puede ser un término que siente bien o que pueda herir la sensibilidad.

Cuando tienes una empresa de reciente creación te acostumbran a llamar startup, o a emprendedores que lanzan su startup los acusan de empresarios.

Una startup implica rapidez, incertidumbre, riesgo, crecimiento. Cuando no sabes cómo va a ser la contabilidad del mes que viene, y tienes que ingeniártelas para conseguir lo que no puedes pagar, es una startup.

Una startup busca crecimiento rápido, si lo hace bien reinvirtiendo sus propios recursos, y si no les alcanza, con el dinero de otros.

Una empresa puede tener 30 años y estar en coma económico. Los fundadores de una startup se pegarían un tiro si les aseguramos una pervivencia en el mercado, pero sin emoción y explosividad.

Muchas veces implica la ganas de vender y pegar un pelotazo, algo muy loable si lo que se busca es ganar dinero ¿por qué esperar una eternidad o vender por poco dinero?

Esto es algo que hay que decidir de un principio, no podemos convertir una empresa en una startup o viceversa, ya que esto es algo que se planta desde la semilla.

En mi caso no he buscado nunca el riesgo o el crecimiento exponencial para vender. No me ha gustado cuando me han llamado startup, igual que hay startups que no les gusta que les llamen empresas.

Pros:
Emoción.
Aprendizaje.
Desenlace rápido.

Contras:
Esfuerzo.
Incertidumbre.
Falta de sentido.

Hablemos de organizaciones.

El punto importante para poder llamar «organización» a una entidad es que el factor económico pasa a un segundo plano

Una organización puede ser una asociación, una ONG, o la unión de unas personas que quieren conseguir algo.

Seguramente necesitarán dinero para activar los mecanismos que necesitan, pero hasta ahora todos los mecanismos que hemos visto para ganarse la vida implican un sentido pura o mayoritariamente económico.

Por qué una empresa con propósito puede llamarse organización.

Te habrás dado cuenta a estas alturas del post que todos los modelos de los que hemos hablado tienen un contra, y es que carecen de sentido.

Llega un momento que generar ingresos por un lado para el empresario deja de ser algo emocionante o con aporte personal, y para las personas que hay dentro de la compañía no es un motivo suficientemente poderoso para dar un sentido a sus vidas o aportarles algo relevante a nivel personal, cosa esencial para captar, mantener y realizar a los trabajadores.

Cuando hablamos de tener un propósito es más sencillo de lo que parece.

Un propósito no es algo que el director pueda pensar una mañana y mandarlo en un mail general para que todo el mundo lo reciba (tal como se han hecho con los valores toda la vida).

Dicen que las empresas que llegan más lejos es porque tienen un sentido para la sociedad, es ella la que se preocupa de que siga creciendo.

Que una empresa tenga un propósito significa que ha entendido y conectado con el motivo por el que debería perdurar en el mundo, lo ha interiorizado, y el dinero que factura lo utiliza para potenciar ese objetivo.

El dinero ya no es un objetivo, se centra en un beneficio social, una causa o un futuro mejor.

Explica el porqué de la existencia de la empresa en su entorno.

Y este propósito conecta con sus trabajadores, que dedican su esfuerzo ya no a ganar dinero o a la supervivencia de la empresa, sino a que se cumpla el propósito.

Y por fin esto aporta sentido.

Insisto en que tener un propósito no es tener una frase bonita en la web, o tener un plan de RSC. Se trata de que la compañía comparta el WHY de la empresa, y haya un plan real para potenciarlo, usando los medios económicos y administrativos para ello, además de para sustentar la base del negocio y su continuidad.

Como decíamos al principio, una organización puede ser pequeña o gigantesca. Una organización no significa que la compañía sea enorme y tenga tantos departamentos que tenga que estar especialmente organizada.

Hay muchos tipos de organizaciones, generalmente se habla sin ánimo de lucro, y en este caso me refiero a las que tienen ánimo de lucro, pero que no carecen de compromiso o de espíritu.

Cuando esto sucede hay mecanismos que pese a ser iguales a los de una empresa, comienzan a funcionar mejor. Los departamentos y equipos se alinean, las personas se centran en superar problemas y no en crearlos, el mercado lo percibe, y los ingresos aumentan.

Uno de los principales contras suele ser que puede pasar mucho tiempo hasta que se interioriza todo esto, muchas veces no lo hace todo el equipo ya que no comparte los mismos valores y no busca en nuestra compañía algo más que una fuente de ingresos y pueden lastrar todo el trabajo.
Por lo que este tipo de organizaciones suelen tener que alimentar la idea de forma constante, y tener una política de contratación que salga de las típicas aptitudes y actitudes profesionales, y tengan que buscar, además, personas que estén alineadas con el propósito de la empresa.

Pros:
Seguridad.
Largoplacismo.
Sentido.

Contras:
Burocracia.
Costes e impuestos.
Retroalimentación.

Estos son los los distintos modelos y las diferencias, a veces muy sutiles, que percibo entre ellos.
Pocos los explican bien y muchos se confunden.
Lo importante es logar lo que queremos, bien puede ser mucho dinero rápido, menos pero durante más tiempo, reconocimiento social, o enfocar nuestra forma de vida como algo que aporte sentido al esfuerzo que dedicamos.

A mi estas aclaraciones me han servido, espero que a tí también, podemos seguir hablando aquí .

Alberto LópezAlberto López, Fundador y CEO.
Mi perfil profesional pivota del mundo técnico al mundo de la gestión, donde actualmente dedico el grueso de mis esfuerzos.
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